Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA
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jueves, 24 de marzo de 2016

Llao Llao, o.... ¿dónde está Obama?

-Hola Coqui, estaba pensando en hacer un post sobre
-¡Ah, no! Perdón. Perdón, perdón, no puedo hablar, estoy muy emocionada.
-¡Pero vine a trabajar con vos!
-Sí. Perdón. Hagamos algo sobre el hotel Llao Llao, Clarisa.
-¿Qué tiene que ver la emoción con un hotel de Bariloche?
-Obama, Michelle y Barack Obama ¡están aquí! y van a ir a conocerlo.
-¿?
-¡Van a ir al Llao Llao!






-¿Y?
-¿No te parece un tema magnífico para un post?
-Ok.
-¡Gracias!
-No quiero enturbiar tu emoción. Y el Llao llao bien lo vale. Pero si vos hacés éste, yo hago el próximo, sobre su arquitecto, porque yo pensaba hablar de él y de paso mostrar el Llao Llao. Pero si tanto te emociona, enorgullece y entusiasma, te cedo el lugar.
-Trato hecho.
-Mientras me voy a relajar. El post es todo tuyo




-¡Qué puesto! ¿Ves Clarisa?
-Bellísimo. Demasiado.
-Es una vista panorámica de la colina situada entre los lagos Nahuel Huapi y Moreno, que se alza en el centro de uno de los más grandes espejos de agua del sur cordillerano... toda esa techumbre es el hotel Llao Llao, se ven también los barquitos atracados en Puerto Pañuelo, el camino que lo une al hotel...




..., con la característica silueta del Cerro Tronador como decorado de fondo. Tiene los tejados en "cola de pato" con los que el arquitecto Bustillo le dió un personalidad absolutamente reconocible.



La entrada al pabellón central, construido en 1938,  tiene muuuucha madera, todas del lugar, piedras ídem.
-Perdón que me meta, Coqui... El hotel es de estilo canadiense, inicialmente tenía techo de tejuelas de alerce y basamento de piedra,  contaba con 132 habitaciones y departamentos de lujo, una sala de té, galería comercial y un restaurante para 500 personas. Por necesidades de la época y su lejanía con la ciudad, había una oficina postal, telégrafo, una sucursal del Banco Nación y una farmacia.
-¡Uffffffffffff!
-Un año y medio después de su inauguración, el 26 de octubre de 1939, un incendio destruyó totalmente el edificio. El fuego se inició cerca de la medianoche en la planta baja y fue combatido con matafuegos y mangueras. En tan solo cuatro horas, el flamante Hotel Llao Llao se convirtió en escombros y cenizas.
-Bueno, se rehízo en 1940 con menos madera y más piedra verdosa de la zona (piedra toba), manteniendo la relación con el entorno. Y se cambiaron las tejas de madera por las de pizarra.



-Woooooooooooooooooooooooooooooooowwwwwwwwwww!!!!
-Sí, Clarisa: madera de ciprés, pino hemlock trabajado en tablas y en medios troncos rústicos, y piedra toba.
-¡Qué entrada!





-Es que ya desde el momento de la construcción apuntaron al turismo de alta gama.
-¡También, con ese paisaje!
-Mirá el lobby.








-Sin palabras. To much, ¿no?



-El gran “Lobby Bar”, con sus dos enormes hogares a leña y próximo al jardín de invierno, se caracterizó como un pabellón de caza.








-¡Y de altísimo nivel!
-¡Obvio! Bustillo era un maestro, todo lo suyo es de una sobria magnificencia que te deja boquiabierta, y más tratándose del interior de un suntuoso "grand hôtel de montagne", dentro de un estilo de campo refinado, con obras de arte y alta artesanía, y con referencia a los temas de caza, montaña y del campo argentino.





Se conservan algunos muebles originales del Hotel de la época de Parques Nacionales, como los amplios dressoires en el pasillo principal y dos escritorios en el Salón Alerce.




Gracias a la Casa Comte, el hotel fue amueblado por el mismo Alejandro Bustillo junto con el diseñador francés Jean Michel Frank,-importantísimo exponente europeo del art-decó-, que trabajaba con materiales rústicos y diseños minimalistas.




La casa Comte era de Ignacio Pirovano, un exponente de la hight class argentina que trabajó como diseñador de interiores y fabricante de muebles estilo francés e inglés. Él contrató a Jean Michel, de quien era amigo desde 1920. Frank vivió en Buenos Aires, en el piso superior de la compañía, aproximadamente de 1937 a 1942. Después su rastro en Argentina se pierde.





-Pero nada se pierde, todo se transforma.
-Cierto. Se preserva parte del amoblamiento original, por ejemplo los impactantes sillones de cuero de axis (un ciervo patagónico) diseñados, como era de suponer, por el propio Jean Michel Frank.
El importante mueble bar es de líneas clásicas, con tapa de mármol verde de los Alpes italianos.




Las arañas, otro legado de Frank, están hechas con cuernos de axis y sus pantallas son de corteza de alerce.







Pese a su tamaño monumental, el lobby resulta muy cálido, presidido por dos enormes hogares a leña. En el mismo sector, el jardín de invierno vidriado se abre al paisaje majestuoso.






-Woooooooooooooow!




-No menos que woooooow! Otra perspectiva de la grandiosidad del lobby, mirando hacia la salida al “Winter Garden”.
-¿Porqué no decís Jardín de Invierno, Coqui?





- Porque “Winter Garden” es más chic. Se destacan el piso y las paredes de piedra con muebles de ratán, además de las consolas y mesas de hierro con tapas de mármol y granito. Las arañas, también diseñadas especialmente, así como los herrajes principales, tienen motivos de las preciosas hojas de lenga o haya austral, un gran roble autóctono de madera blanca.


ARBOLES ARGENTINOS AUTOCTONOS - ARBOLES AUTOCTONOS ARGENTINA

El Gran Salón Llao Llao, donde cada mañana se sirve el desayuno, se vistió con cuatro alfombras de 10 por 10 metros, cortinados de doble altura y doce espectaculares arañas de 20 luces cada una.




El Salón Bustillo, por su parte, posee una acústica excelente que fue preservada conservando la “caja” que conforman el piso, techo y paredes de madera (tono rubio ciprés). También conserva sus arañas originales.



Lo mismo pasa con el comedor informal...







...los pasillos y corredores se ambientaron con muebles de campo argentino, y la confortable sala de lectura también.







Las habitaciones estándar de este sector poseen muebles de madera de guindo maciza y chapa de pino chileno para lograr veta y nudo, en tonos claros armonizando con el pino hemlock de las puertas originales del hotel.





Para las suites se eligieron maderas más oscuras, y varios esquemas de color que se complementan con los tonos básicos de la decoración del hotel: azul, lavanda, lacre, verde agua y menta suave.
-La decoración me recuerda mucho la de los ´40s: líneas curvas, mezcla de patrones ,grandes flores, tonos alegres y tonos pastel...





-¡Muy bien , Clarisa, así es! Convengamos en que es un art-decó con bastante de Dorothy Drapper.




Gran parte de los baños se trataron con guardas de esténcil combinadas con las cortinas, actualmente modernizados. Los viejos botiquines se transformaron en estanterías con fondo de espejos. Donde fue posible, se conservaron los apliques en cerámica alemana con tulipas, mientras que para el resto de las habitaciones se diseñaron apliques de línea clásica en platil.




Para las habitaciones y studios modificadas se eligió una línea campagnard refinada. Los muebles se construyeron en Argentina con madera de guindo maciza y chapa de pino chileno para lograr veta y nudo, en tonos claros armonizando con el pino hemlock de las puertas originales del Hotel.
-¿Y Obama?
-Mirá la suite presidencial, 160 metros cuadrados tras la puerta 339 del ala antigua del hotel. Recibió en 1960 a Dwight Eisenhower, quien abrió el libro de visitas de presidentes de Estados Unidos. Y 37 años después Bill Clinton durmió en la suite, que puede alojar hasta 12 personas.











-¡Pero si Obama se va a alojar en el ala Moreno!








-Sí. Es de construcción mucho mas reciente, en 1993. Se alojará en la Suite Royal.




-Más sencilla pero muy linda.¡Qué vista!
-Sip. Aunque conserva el estilo art-decó de la decoración general.






- Hermoso. Tal como dirían los mapuches, rico rico, dulce dulce, ¿así lo va a pasar Obama ahí, no Coqui?
-Yes: ¡Llao Llao! Me embarco ya a Isla Victoria para conocer el Bosque de Arrayanes.




martes, 21 de julio de 2015

Un pequeño y perfecto jardín: Casa Vilamajó.



¿Coqui me anda buscando? ¿Pensó que la iba a extrañar? ¡Qué ilusa! Yo no me aburro: voy a mostrarles lo que encontré en la web.
Hace años la ví desde la calle, y me dejó con las ganas. Por su rareza, su belleza y lo poco que se podía escudriñar hacia adentro. Ahora puede visitarse. En las fotos que "colgué" verás que el interior le hace honor, se acompaña y se sirve de ese jardín misterioso, y que interiores y exteriores se complementan de manera increíble. Es una obra de arte. Coqui: ¡qué pena!, por excluirme te lo vas a perder.


 
  

Si la función de un jardín es conectar el exterior con el interior, para mí éste es un ejemplo perfecto. Si es abastecer vistas de una naturaleza amable y controlada, también. Y si un jardín es un sitio donde detener el vértigo cotidiano para encontrar calma y reposo, mejor aún.
Este jardín maravilloso esta en Montevideo. Corría 1929, el Hotel de Los Pocitos aún estaba en pie y los trabajos de construcción de la Rambla Sur también. Julio Vilamajó, arquitecto de 35 años, comienza a construir su vivienda en la esquina de Cullen y el final de Av. Sarmiento -que entonces ni asomaba al Boulevard Artigas-. Los retiros sobre ambas calles lo obligan a ubicar su vivienda en un rectángulo de 8,8 x 6,5 metros, ¡todo un reto! que él resuelve con gran talento.





Sus modernas  experiencias e ideas fueron plasmadas en una torre con plataformas de altura creciente, cada una conectada con un espacio al aire libre. Planeó la casa como un paraíso personal y en un diseño complejo y austero organizó generosos espacios domésticos íntimos pero con perspectivas espectaculares, terrazas y jardines para los dos primeros niveles.
Su proyecto se nutrió del racionalismo -dicho entre nos, un movimiento que a mí me fascina-: los muros curvos y núcleos de circulación de Loos, las ventanas corridas o pilares retranqueados de Le Corbusier, las terrazas y voladizos de Wright y la antigua arquitectura de España con sus patios musulmanes, medusas y proas de barcos tan masones como el propietario.













Sobre la fachada, las cerámicas del artista Antonio Pena forman una trama regular de cuartos de esfera (pequeñas proas) proyecta sombras que cambian a lo largo del día. En lo alto, una ancha cornisa con discos cerámicos cierra la composición. La cabeza de Medusa custodia el ingreso. No obstante el exterior revela poco, aunque el volumen se perfora con distintos rectángulos que preanuncian cambios en el interior.




El frente da a una calle en cul de sac, con una austera puerta de hierro para el garage que hace de gran zaguán. Aprovechando el desnivel del terreno, Julio trató la planta baja como si fuera un subsuelo, cuyos pilares sostendrán los cuatro pisos y los jardines. Adentro hacia la izquierda, hay una escalera central inaugurando el curso hacia la zona más noble de la casa. Esa escalera es el eje que estructura esta casa vertical y una gran atracción. A su derecha surgen más pausadamente los espacios sociales y esas fantásticas prolongaciones aterrazadas que tanto dan qué hablar.



Sobre la medianera de la izquierda una pequeña escalera de caracol da acceso en todos los pisos a las áreas de servicio.






 El jardín se preanuncia en el retiro a nivel de calle con una planta cubresuelo, la garra de león (Carpobrotus edulis), una pita (Agave americana) y una tuna candelabro (Cereus uruguayanus). Hacia lo alto, sólo con acceso desde el estar, un hermoso y original jardín se organiza en torno a otra escalera exterior, que une los dos principales niveles de la casa por sus espacios abiertos y ajardinados. Diferentes rincones, propuestas y perspectivas son su clave de refinamiento y de una economía nada aburrida.

En el interior, el escaso volumen de Casa Vilamajó guarda una estudiada sucesión de diversas escenografías para la vida cotidiana. Cada piso es distinto funcional, material y espacialmente y fue diseñado conjuntamente con un espacio amplio y abierto hacia la esquina con un jardín que desconstruye minuciosamente la arquitectura: los muros desaparecen entre las hojas, de los pisos brotan plantas o agua, el sol y las estrellas borran los techos. La casa se trasmuta en hábitat natural.



¡No estoy diciendo pavadas! Fíjense bien: en el primer piso el estar y la biblioteca se abren a un patio con estanque y un pórtico con cuatro escalones que descienden hacia una especie de palco que da a la calle, dividido en nueve compartimientos iguales que recuerdan los jardines medievales de hierbas. Allí puede oírse el rumor del agua que mana del surtidor de la fuente que alguna vez ví desde la calle. Ese jardín elevado y su fuente son los que generaron mi curiosidad.


¿Ven cómo el verde de las enredaderas desvirtúa los muros?



Y el sonido de la escultórica fuente corona el pequeño y tupido jardín de hierbas.





Los nueve paños del jardín de hierbas estan divididos por muretes de suave mármol blanco. Las plantas aportan sus formas orgánicas y ajenas al racionalismo. En su mayoría, son peremnes: la flor de pajarito (Strelitzia reginae), los lirios, un par de rosales, margaritones (Chrysanthemum máximum), anémonas (Anemona japonica). Durante la restauración paisajística se completaron los canteros del damero con gazañas (Gazaña splendens), santolina (Santolina chamaecyparissus) y pasto inglés (Ophiopogon japonicus).









El patio del estanque, el jardín de hierbas y la pérgola generada por las ventanas continuas al estilo de Le Corbousier no requieren demasiado espacio. Los ves en esta sóla perspectiva.



Subamos ahora al patio del estanque




Se repusieron todas las plantas originales: los papiros (Cyperus involucratus) que abundan en las riberas del Río de La Plata; un jazmín del país (Jasminum officinale) cubre el muro por detrás de la escalera y una hortensia (Hydrangea macrophylla) florece debajo.



El tronco voluptuoso del ceibo es abrazado por una rosa Luis Felipe (Rosa Louis Phillipe) La ampelopsis (Vitis inconstans) trepadora cuyas hojas viran al rojo en invierno, sube a las pérgolas que coronan el patio del estanque. Toda esta actualización estuvo a cargo del paisajista y Arq. Luis Carrau. ¿La calle? Sí, si. Afortunadamente está detrás.



Intimidad y naturaleza en plena ciudad, el estar se abre con una gran puerta ventana de cuatro paños hacia el patio del estanque.

Esta vista nocturna del patio aporta una interesante perspectiva de la sala. La simetría muestra un eje visual conformado entre el punto más saliente de la curva del estanque y la columna que sostiene la escalera.Complementa así exterior e interior prolongando una línea vertical que el ojo puede seguir.¡Genio!



Como en un juego de espejos el estanque duplica el espacio con sus reflejos, que funden cielo y tierra.



El jardín también se mete en la casa con los reflejos del agua y el perfume de las hojas y las flores.
















El rincón donde la escalera se continúa por el camino que pasa detrás del estanque no sólo es un atractivo que obliga a mirar hacia allí. El espacio exterior esta optimizado obligando a un recorrido largo y perimetral, con pequeñas sorpresas que brindan a cada paso una variación para olvidar el camino. ¡Qué maestro!










Desde la terraza del comedor se disfruta la copa del ceibo (Erythrina cristagalli), el cedrón (Aloysia citriodora), el limonero (Citrus limon) y la escalera que invita a "subir al cielo".




A un pasito del cielo nomás, termina el pergolado de esas aberturas continuas.


Con mucha astucia, los escalones dejan lugar a la trepadora para que suba por la medianera.

El interior de la casa goza de la misma lógica: continuidad y sorpresa; pero por ahora nos interesan estos exteriores con que el arquitecto supo recrear al ojo y confortar el espíritu, dotando a la casa de una naturaleza íntima.





Desde la terraza del comedor se ve el patio del estanque, poblado de lentejitas de agua (Lemna minor) y peces chinos color naranja. El ánfora con el malvón (Geranium hortorum) subraya el quiebre de la escalera e invita al ojo seguir el camino hacia arriba.







En la terraza del comedor es donde, entre las tipas de la calle, el jardín completa su recorrido ascendente a modo de exaltación del ideal.





La vista panorámica, el cielo de tipas y la luminosidad aislan a los comensales en una atmósfera diáfana y privada.

















Plano del cuarto piso: dormitorio y vista del balcón del tercer piso












Escalera hacia el estudio  




Cuarto piso: estudio con ventanas corredizas que se meten dentro de la pared ¡para no estorbar la vista de las tipas y del Parque Rodó!


Para vos y para Coqui, que se lo perdió, cuando vayas a Montevideo y visites el famosísimo Parque Rodó, podés darte la vueltita por la casa, ¡que "al natural" es mucho mejor que en fotografías!


Map of Museo Casa Vilamajó


Se trata de la primera vivienda moderna que abre sus puertas como casa museo en Uruguay. Para ello se recuperaron integralmente el edificio y sus instalaciones y a partir de un minucioso proyecto de restauración de sus espacios interiores, se incluyó la recuperación de mobiliario original, piezas artísticas y objetos personales. Gracias a eso se puede a apreciar la atmósfera doméstica proyectada y habitada por el maestro. Sus jardines también han sido remozados durante el 2014 reincorporando las especies vegetales que configuraban inicialmente su paisaje.