Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA

miércoles, 29 de abril de 2015

"El paraíso", el hogar más placentero de Manuel Mujica Lainez.

 

 
 
No sé porqué, pero la vida de muchos escritores parece deslizarse siempre entre sus "cuartos propios" y sus jardines, le dije a Coqui un día. Es un misterio al que todavía no le encontré respuesta, pero Coqui es una escéptica aguafiestas.
-¿No te interesa, no?
--(silencio) 
No obstante, no puedo dejar de dirigirme a ustedes, movida por esa vieja inquietud que me ha hecho buscar las casas y jardines de muchos escritores.
De ese misterio, nuestro Manuel Mujica Lainez también participa. Él dejó la huella de su pasión por la foresta en "Bomarzo", quizás el más amoroso homenaje que escribiera a un jardinero y su jardín non sancto, llamado en la novela el  "sacro bosco" de los monstruos.
El amor de Manucho por los senderos umbríos, lo esotérico, el arte y la aristocracia fueron evidentes puntos en común con el Duque de Bomarzo, un rico y oscuro hombre, renacentista hasta el desmayo. 
 
 
 
Como testimonio de este amor por los jardines también nos queda su casa de Cruz Chica, en el aristocrático Valle de Punilla, provincia de Córdoba. Cruz Chica.fue en principio una parcela poblada por trabajadores del ferrocarril, ingleses que construyeron una maravillosa cancha de golf de 18 hoyos, y ésta fue la atracción de las familias patricias de Buenos Aires, que rápidamente construyeron allí sus mansiones de veraneo. Y entonces, de obligado para los adinerados anglófilos de la época, la fantástica forestación de los alrededores fue diseño de Carlos Thays.



No es difícil imaginar entonces que cuando Manucho conoció "El paraíso", esa señorial construcción recostada en un entorno de ensueño, decidiera adquirirla para vivienda permanente.
Su arquitectura barroca hispanoamericana se levanta sobre una calle angosta pero importante bordeada por casas majestuiosas, pero son los senderos que la circundan, sus recorridos en un bosque encantado, añoso, algo desordenado, lleno de sorpresas y recovecos seguramente fueron los que lo invitaron a pasar a El Paraíso.
"La descubrí por azar, paseando.
Un cartel unía su nombre a la información de que estaba en venta, y quizás en mi subconsciente, la magia de ese nombre operó de inmediato, pues ella hacía espejar la posibilidad de Invitados al Paraíso convirtiese en realidad lo creado misteriosamente por la imaginación".





Para él fue como una premonición, pues ya había publicado su novela "Invitados en el paraíso". Con mucho esfuerzo, Manucho compró esta casa por 7000000 de pesos de la época, uno por cada una de las 7 hectáreas y de las 7 casas que la formaban. Para él ese número, amén de las 13 habitaciones de la casa más grande, fué un llamado.
- Un poquito supersticioso, ¿no?
- Mucho Coqui: un ferviente religioso, creyente en las almas y de lo oculto, buscador de misterios y de fantasmas, también un poco místico.
-Mmmmmmmmm......
 
 
 
Allí vivieron sus tías Lainez, su esposa Anita en otra de las casas, y también recibió amigos y huéspedes numerosos. 
Creo que el influjo de El Paraíso obedece justamente a que no fue creado por un paisajista; sino por dos amantes de las plantas y la jardinería cuyo buen gusto resulta indiscutible: Ramón Cabezas -primer dueño de El Paraíso- y más tarde, Ana de Alvear de Mujica Lainez, la esposa del escritor.
 








 




En cada estación el parque multicolor muestra su alma. Manucho lo disfrutó a partir de1969, cuando se jubiló en el diario La Nación y convirtió El Paraíso en su vivienda permanente.
                    

Subir cada una de sus escaleras es sumerjirse en un ovillo verde de arbustos y frutales, retamas, jazmines, mandevilla, entrelazados con alverjillas rosadas y las dalias. 
Eran famosos sus damascos, membrillos y castañas que se asaban a las brasas en las chimeneas. El tiempo añejó el jardín que ahora muestra su espíritu: ha multiplicado los nenúfares en las fuentes y entre los árboles destaca el tronco de un centenario alcornoque en lo alto y un hermoso ciprés calvo en el anfiteatro. Allí se encuentra la tumba de su alter ego Cecil, su perro, cyua lápida fue confeccionada por el propio Manucho.




 
En un cantero próximo al comedor, está la planta de cedrón de la que cada noche se cortaban hojas frescas para un té sanador. En ese mismo patio crece el tilo que contribuía al té con sus flores tranquilizantes y desparramadas crecían las lavandas paara los roperos y la ropa blanca. No faltaron por supuesto las rosas de las pérgolas para los floreros.


 
Una pequeña réplica del Aquiles que esta en Versailles, ubicada frente a las ventanas del comedor,  recibe en el anfiteatro a los paseantes del jardín.
De claro estilo español, la casa fue diseñada por el arquitecto León Dourge y terminada en 1922. Su interior guarda los rastros de una larga permanencia en el mundo, coleccionados con gracia y sabiduría: objetos personales del autor, pinturas, esculturas de Fioravanti, Juan Zorrilla de San Martín, Yrurtia y Paul Trubetzcoy y retratos familiares que atestiguan la vida de una familia por varias generaciones unida a la historia política argentina. La biblioteca es otro de sus grandes tesoros.
 


 
 En el comedor, se ven los pisos de cerámicas sevillanas traídos por su primitivo dueño. Los muebles son de roble tallado y cuero repujado, procedentes de la familia materna, Lainez Varela. 
 
 
 
la mesa esta puestta hoy en la casa-museo ,tal como lo hacía la familia Mujica-Alvear: según Manucho, muchas cosas diferentes pero ordenadas armónicamente podían resultar muy agradables, y así lo muestra esta barroca mezcla de cristales y vajilla.  
Al fondo del comedor se ve un valioso mueble de sacritía, donde se guardaban casullas, que data del 1550. Sobre él,   hay cuatro estatuillas de porcelana Ming, y mirando de frente, a la izquierda, se expone El domador, de Raúl Soldi, y a la derecha El Castel Santangelo, de Carlos Victorica; en el centro, Los compadritos, de Héctor Basaldúa. Se observa el magnífico tapiz que bordara a mano una amiga, Clara Díaz, donde vemos escarabajos rojos y negros, dedicado a la afición de Manucho por esos insectos ligados al mundo mágico.  
 
 
  








Toda la casa muestra escarabajos. El escritor narraba historias siempre distintas sobre este insecto-amuleto. Y el de su propio anillo dió origen al libro El escarabajo de oro.
Enfrente del comedor se encuentra la sala de fumar, donde se desarrollaba la vida social de la familia.
 
 
-¡Wooooooooooow!
-¿Apareciste, Coqui?
- ¡Es que este excepcional foumoir en el más exquisito y sobrio estilo inglés llama a mi juego!.
-No empieces con tus vacuos refinamientos. Yo estaba mostrando esto.
-O-key. No vamos a perder la amistad por una casa, Clarisa.
 
 
 
-Por eso, si mirás sobre la chimenea, se observan cinco figuras antropomórficas, huacos peruanos de la cultura Chancay (s. IX),  relacionadas con el mundo de la muerte,
 

 
unas tallas Shi - Pei del Tibet junto a las imágenes religiosas en la mesita redonda y un auténtico báculo japonés colgado entre ambas ventanas.
 
 
 
 la colección de las cerámicas de los siete demonios que dió origen a otro de sus libros: "El viaje de los siete demonios"
Manucho decía que coleccionaba objetos porque no podía ser arqueólogo, porque según decía eso le hubiera gustado ser, aunque yo creo que no lo necesitaba. Su imaginación le dictaba numerosas historias respecto de los objetos de que se rodeaba.
También decía que le gustaban las cosas raras, y que la belleza era una modesta forma de la rareza.  
 -Mmmmm ¡curiosa definición estética que tendré en cuenta, Clarisa!
-Es que el hombre era un raro, bah, era excepcional.
 
 

 
  
En el salón de los retratos, los cuadros de su familia, como el óleo que González Moreno que muestra la imagen de Manuela Dorrego de Lainez, también están Florencio Varela, Vicente Cané, Eulalia Balbastro, Justo Varela de Lainez, José María Alvear, junto a otros que conforman una estupenda colección.
 
 
 
Otro ángulo del mismo salón
-Me gusta cómo distribuía los cuadros. En forma simétrica pero para  nada aburrida, ¿notaste?
- Por supuesto, Coqui. El había sido curador del Museo de Artes Decorativas, pero provenía de familias adineradas y cuyas grandes fortunas solían emplearse en el hermoseamiento de sus palacetes.
Y de su esposa, Anita Alvear, ni hablar. Una de las familias más adineradas y afrancesadas de Argentina.
-Sí, la casa esta decorada con muy buen gusto y la enorme cantidad de cosas no se ve kitch ni sobrecargada.
 


-No sé si viste en la foto anterior este rincón bajo la ventana: sobre una tarima descansa ni más ni menos que el escritorio de campaña de San Martín, otra herencia de familia.
-¡Qué familia, Clarisa!
-Sip.
 
 
 
 -Bueno, convengamos que además de los objetos, hay muchos libros -parte de la biblioteca de aproximadamente 10000 volumenes de Manucho, pero el tamaño de las habitaciones y la altura de los techos ayuda mucho.
-¡Concedido Clarisa!
 
 
 

-¡La biblioteca!
-Noto que sos muy intuitiva Coqui.


-Llena de recuerdos...¡su "cuarto propio"!
-Síiiiiiiiii Coqui. Se ve bien el paragüero con los bastones que gustaba usar Manucho.





-Sobre las mesas estan los últimos libros con que estaba trabajando el escritor.
-¡Claro!



-Pero es en el piso superior donde esta el escritorio.
-¿Las notas de Manucho eran manuscritas?
-Sí, luego las pasaba a máquina. También esta la máquina con que escribía para el diario La Nación.


-¡Ahí está!
-¡Claaaaaaro!


-Más libros y otro "cuarto propio".
-¿Cierto? ¡Y más cuadros!
-¡Ahí esta abierta una de las 12 carpetas con fotografías y las sarcásticas o cómicas notas aclaratorias de Manucho, Coqui!


-también en el primer piso, el dormitorio donde murió Manuel Mujica Lainez.
-Austeramente inglés.
-Sí Coqui. Lo que no es tan austero es el baño. Sobre la bañera se expone una colección de 18 figas bahianas en el baño, símbolos esotéricos contra el mal de ojo. Bajo la ventana hay un baúl pintado por el mismísimo Manucho, con sus dibujos entre ingenuos y esotéricos.
 
 
 -Lindo el baúl. Me gusta, Clari.
 -Tiene los típicos dibujitos de Manucho, que incluían laberintos.
 
 
 
 

El interior de la casa da paso al jardín por una puerta llena de magia, obra del escultor cordobés José María Suhurt. El escritor no la conoció pues fue entregada en 1987, cuando se inaugura la casa museo al público.


En ella las figuras de Adán y Eva pintadas en sus vidrios se entrelazan con un árbol de hierro forjado, evocando así, el fruto del árbol prohibido y el Edén. Detrás un patio andaluz con mayólicas importadas de Sevilla.
-Si querés seguir paseando por El Paraiso, Coqui, podés entrar por aquí.
-O salir,Clarisa. El paraíso es así. Puro placer o capricho. y perderse, siempre.





 

viernes, 17 de abril de 2015

Arreglos florales, otoño con David Hicks.




-No puedo con esto, Clarisa: las ramas se deslizan del florero, las hojas caen y como dicen las rimas de Becquer "flor que toco se deshoja y en mi camino fatal... ay... ¡es horrible!
-El abc de los arreglos es básico para traer la naturaleza a tu interior. En otoño sobre todo. A mí me parece la más hermosa estación del año: las plantas, sin el vigor del verano muestran sus frutos, su fuerza, su sostén, viran sus colores... en suma, exciben su capacidad de trasmutación y su debilidad también.
-Sí, precioso el otoño. ¡A vos te gustará!  Yo soy conciente de que cualquier arreglo vegetal que intente es un desastre.... hay pocas flores ¿Y qué pongo en el jarrón? ¡No puedo sentarme a tomar una taza de té con mi mesita desnuda!
-¡Por favor, Coqui! Para armar un buen arreglo necesitás tener sensibilidad, gusto estético querida, un mínimo de conocimientos, paciencia, pero sobre todo... sen-si-bi-li-dad. Sino la mesa se ve desnuda por más flores que tenga. Es tan parecido a la vida humana en su enorme variedad y en sus distintas facetas, Coqui, que por eso me gusta el otoño. Quiero llevarlo a mi hogar con un arreglo otoñal.
-¿Adentro de mi living-comedor? ¡Por favor, ya!
-Justamente tu master, el number one David Hicks, usó follajes secos a rabiar y jamás vió sólo amarillo. Mirá:




- ¿Qué color ves aquí?
- ¡Amarillo!
-Dorado, Coqui. DORADO. Un maravilloso chispazo de oro suave sobre la chimenea, para acompañar los brillos del fuego invernal ¿no?
-Mmmmmm. ¡Qué, sos la literata decoradora?



-No te distraigas. ¿Que ves aquí?
- Verde salvia y blanco
-Mejorando. Para que el verde no esté solito, otro vigoroso verde acompaña en un sencillo cuenco color ámbar.



-¿Y acá'
- Acá yo veo una mesa bar espectacular.
- Nooooooo Coqui. ¡Un ramo marrón y naranja!
-¡Ramas casi peladas! Mi abuela hubiera dicho que trae mala suerte.
-No soy supersticiosa. Hay un elemento de apoyo visual: el cesto de mimbre abajo, del lado del ramo. ¡Te dije que es EL master!

- Este interior es de 1980. Tiene varios tipos de arreglos: de mesa y de piso, de flores, de ramas y de hojas, ¿notaste Coqui?
-Ahaaaaaaá.



-¿Ves acá?
- Son hojas vivas: dos ramos color verde oliva.
-Parece que el master necesitaba restaurar la simetría, ¿no? esa cualidad estética tan armónica y por sí sola generadora de belleza y confort ocular. Por la ubicación lateral de la puerta, el vajillero esta descentrado de las sillas en torno y la mesa simétricamente ordenada en la sala.
- Wowwwwwww! ¡Qué lenguaje, Clari!
 -Por supuesto. En esto la profe soy yo. A propósito ¿ves Coqui que hay colores para un arreglo otoñal?
-Hay amarillo al costado, en la mesa de arrime, distribuido en dos arreglos también.
-Un detalle que no se le podía pasar al gran David, ¿no?



-Acá veo el arco iris.
-Te me adelantaste, Coqui.
-¡Sí! pero esta cayéndose.
-Te falta cultura floral. Estos grandes ramos con ese look sauvage, característicos de Hicks, se sostienen gracias a una "tecnología". A él le encantaba incluir un toque rústico en sus decoraciones más lujosas. De hecho, este ramo lo ví en el living crema que me mostraste el otro día.
-Yo no.
-¡Coqui!
-Sólo un milagro me salvaría de que se me caiga una cosa así. Prefiero las flores.
-¿Si? Espigas diversas, hidrangeas, bayas, hojas secas, escaramujos
- ¿Escaram... qué?



-Esto Coqui, los frutos de las rosáceas.
-¿De las qué?
-Ufff! Tu ignorancia botánica me agota. Los escaramujos son las bolitas que quedan cuando caen los pétalos de las rosas, son sus frutos. Muy decorativos, los hay de muchos colores.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¿Qué haría yo sin vos, Clarisa?
-Lo mismo que ahora, Coqui. Pero peor.
-¡Jaja, sí, claro!
-El asunto es que estos grandes ramos de tipo europeo, cuyo rasgo principal es el volumen, lo lleno, se sostienen con sus grandes tallos principales y fijate: tal como dicen los manuales, Hicks les da el doble de altura que el florero. Y tienen "Flores robustas para floreros acampanados" ¿ves?  La relación es directa: a flores gordas y redondas, contenedores bajos y de boca ancha, a flores medianas, floreros idem, a espigas y flores en vara, vasos altos y sutiles.





-"Agapanthus sin tallo" para cuenquitos gorditos. Y se ve muy bien en estas fotos que cuanto más pequeño es el contenedor, menos flores. Eso se llama proporción y equilibrio, Clarisa.




-Sí. Aquí, en un sólo tablescape de Hicks, esas relaciones estan bien visibles.
-Igualmente, Clarisa, el´gran David no tenía reglas fijas. Hacía lo que su ojo privilegiado le pedía. Un capo capaz de armar un tablescape casi exclusivamente con arreglos florales.
- Entonces: para un arreglo muy grande tenemos ramas principales más robustas, ramas secundarias y hasta terciarias pequeñas para grandes arreglos, distintos verdes y/o florecitas mínimas de relleno, siempre.
-Flores dirás, no ramas, Clarisa.
-Digo ramas porque no son necesarias las flores. Los grandes ramos de Hicks lo tienen todo, variedad de formas y colores, porque  la boca ancha del contenedor da esa posibilidad: para que un arreglo se sostenga requiere que las ramas secundarias sean más cortas que las principales y se ubiquen en la boca algo horizontalmente, cruzándose con las anteriores. Así comienza a sujetarse todo, Coqui, como en este arreglo fantástico.




-¿De David? ¡Qué variedad de colores!
-Espigas diversas y girasoles, es bien campestre. Coqui: habrás notado como buena interieur-design que sos, que el contenedor es un prosaico balde de cinc sobre una lujosísima mesa de mármol.
- Sí!!!!! y la combinación de colores y texturas es perfecta. Pero vos ¿desde cuando conocés a master Hicks?
- Los arreglos florales y los jardines me llevaron a él. Un genio sin "espuma floral", aunque si la tenés, el trabajo se facilita enormemente.
-¿Y que es eso?
-La venden en florerías, la cortas con cuchillo y la probás en la boca del florero sin que sobresalga por su borde, que encaje bien y no se mueva. Luego la sacás y sumergís en agua hasta que deje de burbujear (la prueba de que esta completamente hidratada) y volvés a colocarla en su lugar. Con los tallos cortados en bisel podés perforarla perfectamente. Así cortados absorven más agua.



-Sin duda, Clarisa. No distingo bien las flores.
- En este arreglo todo apunta hacia abajo ¿y no es divino?
-Divain divain. Puro contraste, que de algún modo es como poner color donde no lo hay tanto. Aunque yo preferiría rosas.



  
-Tan genio que este rincón parece decorado según las reglas del feng-shui.
-Rincón peligroso y difícil, Clarisa, si los hay. Sé lo que te digo. ¿Ves como se mete la habitación en esa esquina que parece esconderse? Y Hicks no sólo lo ocupó, sino que aminoró los ángulos con las formas orgánicas e irregulares del busto, la silla y el arreglo floral, sino que además lo "iluminó" con mucho blanco, marfil, y el vapor dorado de ese ramo enorrrrrrrme...¿verdad?
- Por eso te digo que parece un rincón feng-shui.
-Esa especie de espuma blanca es simplemente genial.



-Y estas pequeñas bayas rojas, en un living blanco y negro son perfectas ¿no?
-¡Ciertamente! Tendríamos que detenernos en sus "tablescapes" ¿no?
-La próxima, Coqui. Sigamos con la tecnología floral.



-¡Mi flor, y en una de las famosas salas rojas del gran David!
-Sí Coqui, y uno de sus arreglos must: un vaso de vidrio con algunas rosas, ¿para qué más? Te recuerdo que la rosa es una flor de invierno y que las hay de muchos colores.




-Aquí un típico ramo en forma de cúpula, como sabrás. Redondo, a doble altura de un contenedor mediano y ancho, con las flores más altas en el medio y disminuyendo hacia los bordes, rosas amarillas y rosadas, tono sobre tono con los adornos dorados generando en conjunto luz, luz y más luz.




-Otra vez, uno de tantos trucos del gran David: multiplicar pequeños arreglos bajos, sencillos, pero que en conjunto...
-En conjunto wowwwww.
-Lo dijiste vos, no yo.
-Es que ahora noto que un solo ramo grande se hubiera salido de escala. En cambio así, no hay un ramito insignificante, sino varios que se dan apoyo, y entonces las flores son para esta mesita lo que deben ser: un toque. Y además Clarisa, hay fresias, muy de moda en los años ´60, dorados para David Hicks.





-Living setentista, con dos arreglos: uno en armonía con los sillones y otro de acento en el tono de las cortinas.
-¡Qué alumna tengo! Muy bien. Porque los arreglos florales son una excusa perfecta para introducir una pequeña nota de color, Clarisa.



-¡El mismo truco! Floreros simétricos pero un ramo de cada color, para no dar tanto peso al rojo.
-Ahá.




-Acá también flores, con el mismo propósito.
-Así es Clarisa. Vas captando.
-Capto que nunca cedés la batuta. Entonces te voy a pedir algo.
-Sí, encantada, si puedo ayudarte, con mucho gusto.
-Hay un libro que el gran David dedicó a los arreglor florales. dicen que es una biblia sobre el tema. Ya que estas tan empeñada en que yo aprenda, me lo podrías regalar, ¿no Coqui?
-¿Yo? ¿A mí?¡Me estas haciendo pagar el peso del saber!
-No. El de la soberbia, Coqui. El saber no tiene precio, la soberbia si.
-Toucheé. Admito que gracias a vos seguiré frente a mi mesita tomando el té aún en invierno. Alguna espiga, escaramujo, rosa u hoja peremne la adornará.
Y para que no pienses que no soy generosa, me acompañarás parloteando de algo que el gran maestro Hicks nos inspire. ¿Te parece bien así?
-Muy bien, sí.