El "Di Tella" -así llamado por todos-, fue durante esos años meca de talentos, artistas y diseñadores, y Guido Di Tella el mentor que lo impulsó con una libertad, un desparpajo y un presupuesto más que generosos. Pero la dictadura de 1966 de Juan Carlos Onganía lo toleró apenas: 4 años después, en 1970, el centro fué clausurado.
No obstante su corta existencia, tanto y tan disruptivo fue lo que produjo como usina cultural que aún se habla de la "Generación Di Tella".
Este post es un homenaje a Guido y también a Clorindo Testa, quien nos dejó hace muy poquito, el 11 de abril de 2013: ¿qué mejor que la casa que este amante, mecenas y coleccionista de las artes y el diseño encargó a quien fuera uno de los arquitectos más polémicos y reconocidos, ese napolitano radicado en Buenos Aires y máximo exponente para entonces del brutalismo en Latinoamérica?
A mí el estilo brutalista me encanta -ya hablaré de eso en otro momento-; aprendí a disfrutarlo con algunas obras icónicas de Testa, muchas de ellas públicas: se recortan singularmente en el horizonte urbano y se las vive por dentro de manera surrealista. Es que Clorindo fue un poeta del hormigón armado, además de un fantástico paisajista -aunque esta cualidad no le es tan reconocida aún-.
El asunto es que junto a Irene van der Poll y Luis Hevia Paul, Testa construyó para Guido una casa como sólo él podía habitar: brutalista y de ultravanguardia... ¡basada en nuestra típica casa chorizo!
La única directiva que el arquitecto recibió de Di Tella fue que a su estudio se accediera en forma directa desde la entrada, que pudiera albergar sus colecciones de arte y que tuviera una comunicación independiente al comedor.
Un túnel de hormigón "perfora" desde el comedor el vacío de uno de los patios abiertos de la casa hacia el estudio de Guido. |
Testa murió hace poco pero dejó una impronta inconfundible en todas sus obras, de las que disfrutamos todavía muchas, como la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta en Buenos Aires, la Rambla de la Playa La Perla en Mar del Plata, etc. etc. etc. La casa de Guido Di Tella, lamentablemente, fue demolida en 2011. Tanto su dueño como quien la diseñó fueron grandes figuras de la cultura local con proyección internacional y la casa habla de ellos por sí misma.
Fachada de la calle Arribeños 1308, en el porteñísimo barrio de Belgrano. Destaca la ausencia de ornamentos. |
Zona de conversación a la derecha de la rampa abiertamente conectada con el corredor. |
La biblioteca, igual que el resto de la casa, albergaba valiosas obras de arte. |
La biblioteca de dos niveles con puente hacia el nivel de la pinacoteca. También aquí se ve la mezcla de muebles contemporáneos con antigüedades y muebles de estilo. |
Si no fuera porque esto es de principios de la segunda mitad del s. XX pensaríamos que es un loft, ¿no? Hormigón armado sin revestir, con las marcas del encofrado de madera a la vista, igual que los perfiles de hierro que llevan a la colección de arte. Di Tella y Testa fueron indudablemente dos adelantados. |
Vista del puente, que comunica con la sala de las colecciones y pone a mano la parte alta de la biblioteca |
El puente de hierro parece perforar el hormigón como un túnel hacia la sala de las colecciones. |
Al otro lado del puente, una tumbona Le Corbousier recibe a quienes deseen leer en la intimidad de ese "escondite". |
Los exteriores de la casa siguen las raras y escalonadas formas del interior, así como también dejan a la vista las intalaciones. |
Muchas de estas fotografías pertenecen al archivo de la cátedra del arquitecto Roberto Lombardi, de Plataforma Arquitectura, y del arq. Francisco Cellini. Les recomiendo visiten los links, muy útiles para comprender la lógica constructiva y decorativa de la casa. Yo no me canso de buscar material al respecto, además de lamentar que este testimonio de las vanguardias artísticas de los ´60s ya no honre a la ciudad de Buenos Aires con su muda presencia.