Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA
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jueves, 1 de enero de 2015

Susana Bombal, la Finca Los Alamos y su " cuarto propio"


Fundada en 1830, había sido una estancia-fuerte en la frontera con los indios. Luego fue comprada por su abuelo, Domingo Ugarte, nueve veces gobernador de Mendoza. Muchos años después la nieta, Susana Bombal , ya casada, compra la casa que estaba muy deteriorada, pero ella tenía un exquisito gusto y una vasta cultura que dejaron su impronta en la estancia.
En 1926 comienza la restauración de "Los Alamos", finca que testimonia los estrechos vínculos de su dueña con los artistas de la llamada vanguardia del ´40. Pero además, permanece igual bajo un halo romántico, pues Susana Bombal fue una escritora prolífica y amante de las artes literarias, plásticas y musicales, que despertó un largo y secreto amor platónico en el escritor Jorge Luis Borges.
Ella murió en 1990. Un sobrino nieto recuperó la finca transformandola en un lugar abierto al público que no es precisamente un museo, sino un sitio histórico, latente de cultura e identidad.
He aquí las fotografías que logré en la web para apreciar este ejemplo bien mestizo de la arquitectura colonial, ubicado en la Provincia de Mendoza, partido de San Rafael. Mucho de la info y fotos que tomé es de oyeborges , un sitio muy recomendable para ampliar la info.


Tranquera de entrada a Los Alamos

Adelante! Sobre el pórtico simétrico, fecha de fundación y campana; a los lados, tinaja de barro cocido, farol y cerrando el conjunto, una magnífica puerta de hierro forjado con un toque mudejar al estilo sevillano ¡son tan coloniales! Lo mismo que el suelo de piedras y la galería al exterior.




En torno al patio se abrían todas las habitaciones de la casa, con sus rejas en hierro forjado de tipo sevillano.



Entrada al escritorio y sala de lectura de la escritora. La forja de la reja es mucho más elaborada que en la fotografía anterior. Susana hizo colocar un piso de cerezo lustrado en rodajas que da a la sala un aspecto muy cálido y hermoso.



En la sala de lectura Susana se reunía con sus amigos. Congregó aquí a muchos artistas de la llamada vanguardia de los ´40: Jorge Luis Borges, Raúl Soldi, Berni, Manuel Mujica lainez, Victoria Ocampo, Norah Borges. La escritora armó aquí su "cuarto propio" con libros traídos de Inglaterra y de España y con sus colecciones de revistas, entre ellas la revista SUR.
Esta sala hace evidente el refinamiento y la sofisticación de Susana, que con gran sentido del equilibrio y no sin arrojo, decoró las estancias de la casa como una maestra de estilo.




Un primer plano que permite apreciar la pericia de Susana para decorar: equilibró las verticales de un telar navajo con las rayas sinuosas imitación de cebra del sillón. ¡Genia! Forma parte de una colección de animalesen un extremo del estante superior  una pequeña cebrita que acompaña el punto focal generado por el sofá simil piel en contraste con el tapiz. 




Enfrente, en la misma sala, dos respaldos rústicos también en piel, pero esta vez de yaguareté, un gato montés hoy en extinción. Acompaña así la piel de cebra de enfrente.

Los objetos y libros aún permanecen en los lugares donde fueron puestos por su dueña, evidenciando su hábito lector y su gusto por los detalles.

Las colecciones de la escritora, en primer plano sobre las estanterías que recorren el contorno de su sala de lectura.




Saliendo hacia la sala de música, un secretaire en primer plano subraya el lado opuesto de la ventana del salón, donde la marquetería guarda algunos libros y adornos.



Aquí puede apreciarse en detalle la hermosa pintura mural (1940) de Raúl Soldi, con la silla de caña de bambú comprada en Londres durante uno de los viajes de la escritora.





A continuación del escritorio-sala de lectura y rumbo al comedor se encuentra el salón, fantásticamente decorado. Aquí el rincón en torno al fuego, con sillón mecedor esterillado, dos silloncitos de terciopelo verde y uno "chesterfield" cerrando el conjunto. La pintura de Soldi que mostré anteriormente está a espaldas del sillón verde en primer plano.Detrás de un importante vano se abre el rincón de música, con su colección de abanicos y el piano vienés.


El piano, traído de Viena, asoma tras el sillón tipo Chesterfield tapizado con un fresco chintz estampado, muy country inglés. Para dar calidez y seguir con la paleta de colores de toda la casa, la pared de todo el vano es rosa colonial, con sus fabulosos abanicos en marfil y carey pintados a mano.



Vista parcial de la sala de desayuno. Sillas de cuero repujado, mesa de marquetería francesa y como fondo, un angel realizado por Norah Borges, hermana del famoso escritor y permanente enamorado de Susana. Es muy original la pintura de las paredes, que combina los tres colores de uso en la época de la colonia subrayando todos los vanos de la habitación.

Una colección de objetos de plata labrada (cucharitas, fuentes y pez articulado) graciosamente distribuida adorna la pared del lado opuesto. 




Vean el contorneado en colores de los vanos y la importancia que cobra la chimenea con sus dos graciosos ángeles posados en ese espacio tan difícil de decorar. La forma del espejo reproduce la de la boca de la chimenea. Y la pintura de la puerta da soporte a un friso en plata repujada.




Este dormitorio es uno de los siete de la estancia. Fantástico punto focal es el fresco de Hector Basaldúa, quien fuera escenógrafo del teatro Colón. El mural, que recrea un paseo camprestre, fue comprado en las tiendas Harrods de Buenos Aires ( hoy inexistentes) y las camas de hierro en Paris. En el forjado de sus curvas se nota cómo la dueña repite formas sutilmente en busca del equilibrio perfecto.




Otro de los dormitorios: el de huéspedes.
Muy ecléctico con dos camitas de hierro art-nouveau y pese a ello muy inglés.



Dibujo de Eduardo Hofman en este dormitorio con mantas de telares aborígenes sobre las camitas art-nouveau y piel de zorro pampeano.






El dormitorio de Susana. Las puertas espejadas fueron traídas de París.
Arriba, grabados de moda de la época, también parisinas, aunque respira, como toda la casa de ese aire ecléctico tan rioplatense que mezcla lo autóctono con piezas que testimonian nuestra obsesión por Europa, sobre todo Francia y Gran Bretaña.

Otra colección de la dueña de casa, esta es de cacerolas de cobre, bien lucida en el comedor diario de la finca.

Rincón del comedor diario. La cubierta de vidrio de la mesa protege un boceto original de Soldi. Tras la ventana se puede ver bien el patio con las puertas de las habitaciones que se abren a él



El amor por lo autóctono de Susana Bombal esta presente por doquier. Estos son objetos de oro realizados por los indios quilmes.



A la usanza de la colonia la fecha de la fundación sobre el pórtico subraya la simetría de la composición. Es la entrada a la finca, en este caso salida. ¡Aunque confieso que ahora tengo ganas de volver a entrar!

En el jardín de la casa hay un laberinto, construido 8 años antes que otro laberinto mellizo levantado en el predio de la Fundación Cini, en la isla de San Giorgio, Venecia. La idea original del laberinto había sido de un amigo común de Borges y Susana, el inglés Randoll Coate, diplomático británico y vecino mendocino de Susana, tan fanático de los laberintos como su amigo, el propio escritor. A tal punto que el diseño data de cuando Borges todavía vivía. Fué a su muerte que el inglés lo activó. Finalmente, el 14 de junio de 2011, con ocasión de la inauguración del Pabellón Argentino en la Bienal de Venecia y los 25 años de la muerte del escritor argentino Jorge Luis Borges, ambos encendieron sus luces al mismo tiempo. Un hecho muy romántico que hace honor a la amistad, la fidelidad y el amor presentes en esta historia.

Vista casi completa del laberinto, hecho con arbolitos de boj.

La casa testimonia el aprecio de su dueña por las artes y costumbres populares rioplatenses, así como su anglofilia y francofilia, señas de identidad de la alta sociedad porteña. Por su buen gusto y vínculos evidentes con la cultura de su tiempo Susana le dió una impronta personal que ha logrado trascender los límites del lugar y de la época.  Quizás por eso y las historias y secretos que guarda es ahora uno de los hoteles boutique más conocidos en el mundo... y se puede visitar!