Si no hubiera sido el más grande tambo de las pampas argentinas, con sus 13.163 hectáreas íntegramente dedicadas a la cría de ganado para la producción lechera, jamás habría dicho que Santa Rita fué de verdad una estancia. Porque en la todavía monótona llanura elevó su casco rosado, imponente y fantástico como un faro para la imaginación sedienta de esas interminables tierras de horizonte achatado.
Se las muestro ahora que no esta Coqui, mi amiga aguafiestas, ya que pese al abolengo que ostenta, si en algo es única y puede alardear la Estancia Santa Rita es de poco tradicional, incluso insolente, cosa que a Coqui -cultora de las buenas formas y la normalidad-, le disgusta profundamente. Lo llamativo de Santa Rita es que siendo una de las estancias más antiguas del Virreinato del Río de La Plata, una barrera de los colonos españoles y la "civilización" frente a la indiada de las pampas, su casco se irguió sin intimidar: amable, caprichoso y gentil.
No esperen de ella una típica estancia colonial pampeana, ni de estilo inglés o normando como muchas, ni siquiera francés, como esos fastuosos castillitos/estancia que a Coqui, obviamente, le encantan, construidos en la bonanza de principios del siglo 20 por los herederos de la conquista y del suelo arrebatado a las tribus originarias.
Santa Rita tiene un raro estilo renacentista neogótico con acento italiano y toques modernos que la diferencian por demás.
De su extensión original conserva unas 200 hectáreas, de las cuales 40 son de antiguos bosques con avenidas de eucaliptus, casuarinas y ombúes. Hay una gran laguna artificial que congrega garzas y patos salvajes y tiene una parquización fantástica, con esculturas, piscina, cancha de pelota vasca, dos casas para huéspedes, capilla propia y espectaculares vistas.
Garzas y toda clase de aves sin stress habitan la laguna |
La estancia surgió en tiempos del Virrey Vértiz, quien otorgaba grandes extensiones a familias pudientes para que construyeran un fuerte en la parte distal de Buenos Aires, sobre el río Salado hacia el territorio tehuelche, y una capilla en la parte proximal.
Entre 1792-1795 los Costa Argibel, abuelos de Encarnación Ezcurra, construyeron la capilla que aún existe. El fuerte es posterior, y fundamental para frenar el avance de la "indiada" que asediaba. Encarnación , la nieta de los Argibel y esposa de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, la heredó y continuó ampliandola. El parque conserva aún numerosas esculturas que eran del gusto de Encarnación Ezcurra.
Así, la segunda casa se construyó hacia 1840. En 1890 Santa Rita pasó a manos del senador provincial Antonio Carboni, quien fundó el pueblo homónimo en terrenos de la estancia e hizo un apeadero del ferrocarril. Conclusión: hay vías y el tren atraviesa Santa Rita.
La casa de los Leones |
La Casa de las Glicinas -de la cual toda la galería que vimos es parte- es la construcción original, que contaba con muchos arcos para recibir los carruajes de las visitas. Tiene un living en desnivel, un lujoso comedor, varias habitaciones con salida a la galería y tres en la planta alta con excelente vista al bosque. La Casa de los Leones es una construcción más reciente, de 1840. Posee tres plantas, torre y habitaciones con baño en suite.
Los estucos de Franklin Nüdemberg son famosos en los alrededores, al punto que los muchachos que le ayudaron a hacerlos viven actualmente de realizarlos para los vecinos de la localidad de Carboni |
Este es el living en desnivel, una verdadera insolencia para una estancia tradicional, pero no nos importa ¿no? Aquí brinda calidez, comodidad y sosiego. |
El interior trata de respetar los aires palaciegos de todo el edificio |
El apacible y elegante comedor mira al parque y las esculturas antiguas de los Ezcurra. |
Escalera hacia el primer piso en la Casa de los Leones |
El descanso de la escalera es obra completa, esculturas incluidas, de Franklin Nüdemberg |
El comedor-bar sigue en la misma línea estética |
Olvidemos definitivamente a Dorothy: esto ya es muy italiano. |
Esta habitación se llama "Araucaria" ¡y parece muy moderna! |
Primera habitación de la galería |
Otra vista de la misma habitación |
Habitación "Aljibe" |
Habitación "Palmera" |
Casa de los Leones: habitación "Bordo" |
Casa de los Leones: habitación del frente |
Otra vista de la misma habitación |
misma habitación |
Exterior habitación del frente, es la fachada más alta de la estancia. |
Vista de la fuente desde la habitación del frente |
Casa de las Glicinas: habitación "chino" |
No esta de más aclarar que los tapizados, cortinas y baldaquinos son de brocatos, panas y algodones según el estilo, color y motivos del virreinato. Los amoblamientos también son antiguos, heredados por el dueño de casa. Así como muchas de las puertas que se agregaron fueron compradas en demoliciones directamente por él.
Casa de las Glicinas |
Glorieta |
Casco principal: contruido entre 1795 y 1814 en forma de U con rejas en el frente. Carboni lo compró en 1895 modificó bastante con un estilo más italianizante. |
La vieja torre servía para divisar la llegada de los "indios". Hoy esta coronada por una cúpula que la familia Nüdemberg colocó y es la insignia de la actual estancia. |
El casco fue contruido en estilo victoriano temprano conciertos aspectos neoclásicos y elementos barrocos. |
El parque esta custodiado por las numerosas esculturas que colocó allí la familia Ezcurra, mientras que las fuentes son obra del último dueño del lugar; Franklin Nüdemberg.
Fuente frente a la Casa de los Leones |
Uno de los leones, antiguos custodios del casco neogótico. |
Capilla |
La capilla data de 1792-1795. El altar original fue barroco y luego susstituído por el senador Carboni por un altar neogótico, más a la moda en ese momento. Supongo que esta capilla le gustaría mucho a Coqui, porque guarda un tesoro: un cáliz del 1500-1600, íntegramente reallizado a mano, traido de Lucca, en la Toscana, Italia.
Los dejo soñando. Yo vuelvo a Buenos Aires, donde me espera mi amiga Coqui. Yo no quería que arruinara mi viaje y no le dije que estaba aquí. Espero que ustedes se deleiten con Santa Rita, porque no habrá ninguna igual. ¡Ninguna!