Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA
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domingo, 16 de agosto de 2015

¡Tener un bar en casa es cool!






-Hablando de hombres ya hemos fermentado y destilado muchas ideas para ellos, Clarisa. Nos merecemos un trago. 
-¡Venga ese trago! Se me ocurre que si queremos hacer que nuestra casa sea un lugar más amable en la intimidad y al recibir amigos....
-A eso iba: ¡tod@s nos merecemos el bar propio! Claro: no sólo es necesario para ellos. Nosotras fuimos y somos elaboradoras de pócimas, brebajes y mezclas espirituosas. ¡Alquimistas!
-¡No brujas!
-Enfermeras del alma, Clarisa.
-Obvio. Pero el otro día, Coqui, cuando hablábamos de hombres y dijimos "el bar también es tema nuestro", no estábamos hablando de cocina.
-Nooooooooo.
-Muchas veces somos nosotras las que acercamos a los amigos una copita, una bebida refrescante, un aperitivo para acompañar la "picadita" previa a la comida...
-¡Pará! ¡Van a pensar que somos bebedoras irrecuperables, Clarisa!
-En absoluto. No hemos prestado tanta atención a este ítem del que hacemos uso social corriente. ¡Hay que ponerlo en valor!
-¡Ahá! Porque la bebida no tiene sexo, Clarisa.
-¡Vamos por este slogan, Coqui!





-¡Aquí sí se te recibe bien! parece decir esta mesa de arrime increíblemente cool con su caja de vidrio y su bandeja-bar de madera.
-Aunque no se necesite algo tan "special" para instalar un bar en casa ¿no Coqui?






-Cuestión de ingenio. Esto es lo mismo pero sencillito. Porque para invitar un trago, Clarisa, no se necesita una barra o un espacio. Tu bar puede inclusive ocupar un pequeño vano en la pared.





-Este es rústico y maravilloso. Casi un altar, Coqui. Sus desniveles permiten ver todos los objetos y bebidas. El de abajo es muy minimalista, onda mid-century. Los dos son muy lindos.





-Es importante que el bar esté en una zona de relax. Cada un@ sabe donde se pone más cachondo: cerca del living, en la sala de T.V., el quincho o en el rincón de música...
-A mí me gusta el bar "a la vista". Porque me encanta la casa adornada con cosas de uso cotidiano, no con "adornos".
-Entonces te gusta la decoración "casual"
-¿Y existe eso, Coqui?






 -¡Claro! Mirá acá: aprovecharon el hueco de la ventana. Un bar es muy decorativo por sí mismo, porque acumula muchos objetos y por lo tanto muchas formas y colores llaman la atención. Hay que tener cuidado Clarisa: que el espacio no luzca atiborrado. Esos Cds acumulados contra la pared yo los hubiera sacado.



 

Aquí tenés por David Hicks, que gustaba hacer con objetos de uso cotidiano sus "tablescapes", un bar ordenadito y servicial. Aquí, para aflojar la deco tradicional de esta habitación, otro que rápidamente invita a servirse un trago.





-La solución de Hicks hoy es recurso universal.
Por supuesto. Aquí una mesa de arrime dentro del comedor, combinado con flores y luces: menos casual y muy teatral.




-Ahá. ¡Pero mirá esta antigua y enorme cómoda!
-Doble solución, Clari: un mueble difícil de ubicar por su tamaño cn una función que lo reactualiza y llena de glamour.




-¡En el recibidor!
-Bueno: las visitas deben sentirse muy bien recibidas, ¿no era así?




-Claro Coqui!!!! Setentera mesa de caballetes en un living, como bar. Muy, muy cool.





-Acá todo parece listo para la reunión.
-Pero la mesa de arrime en la pared de los espejos tiene su función fija. El living de alguien muy sociable. Aunque ahora esta mucho más de moda la barra, un recurso que vuelve desde los años  cincuenta, cuando el estado de bienestar dió holgura económica y los jóvenes de postguerra buscaron alegría, elegancia y clase.
-¡Con razón en las películas se los ve siempre con un vaso en la mano, Coqui! Mirá qué super bar doméstico:



-Divino, Clarisa. Pero este es posterior, de 1972, del film  Z, Y & Zee, con Liz Taylor. Tiene la barra ideal: superficie lavable, 30 a 40 cm. de profundidad para hacer tragos, ubicar ingredientes y hacer preparaciones... 1 metro de alto. Parece tener espacio de guardado bajo la barra para distintos objetos: copas, destapadores, mezcladores y accesorios, quizás hasta una licuadora, repasadores y servilletas. Para más comodidad tiene una mesadita más baja, a 87 cm. de altura y de 25 cm de profundidad y si se encuentra cerca dela cocina podemos contar con bacha y frigobar.
-¡Qué! ¿Conocías las medidas de eta escenografía?
-Noooo, son medidas standar, Clari.
-¡Pensar que todo empezó con una foto de película..!
-En realidad, la costumbre del cóctel ya se había afianzado entre guerras. Mirá este mueble fantástico, de 1932,





El cóctel en casa se hizo ícono de glamour posteriormente, luego de la Segunda Guerra y los muebles-barra fueron moneda corriente.
-¿Precioso, no Coqui?



 
 
- En nuestro país hubo versiones elegantes, y con reminiscencias hollywoodenses, de tipo oriental. Mirá:
 
 

 
 

 
 
 
-Wooooooooooooooooooooooooooooooowwwwwwwwwwwwwwwwwwww
 




A mí me gusta más la barra de obra, como la de Liz Taylor. Mirá esta que se abre a un living mid-century.
-La barra, Clarisa, como todo lo de aquella época, vuelve ahora en versión más informal. En la cocina, por ejemplo:






Cerca de un pasillo  rumbo a la entrada desde el living:
- O viceversa.


 
 
 
¡Ah! esta barra tiene cava incluída, Coqui.
 
 
 



-Demasiado. ¡Para un brindis con amigos no se necestita tanto vino! A veces, un pequeño mueble basta. Mirá qué funcional esta mesa baja de los años ochenta: es una mesa "normal" y de repente...¡Magia!
-¡Opppssss!
 





-¡El colmo: un bar en un simple escritorio de oficina, Coqui!






-Ahá. O una simple estantería adecuada al caso:






Aunque ésta de abajo es el top de la creatividad: una antigua mesa de carpintero.





-¡Lindísima!






- O un simple estante bien aprovisionado... ¡o un rinconcito en la cocina!











-¿Un rinconcito? ¡Ja ja ja!
-Este bar en la cocina es celestial, Clarisa: ¡con tantas luces!
-¡Esta como iluminado por el espíritu de Baco! ¿Para el bar se necesitan muchas cosas?





-No. Acá tenés una pequeña mesa bandeja con casi todo: un vaso de composición (con su colador oruga, para que el hielo no caiga en la copa), cucharas de cóctel largas y plateadas (bien brillantes) y una coctelera. Una hielera y pinza. Se pueden añadir un mortero, un cuchillo pequeño y con buen filo.





 
En cuanto a las copas y los vasos, no compres mucho. El kit básico es la copa de cóctel conocida como Martini, vasos largos, otros de whisky, copitas para licor, otras para cognac y vasos de shot.






- ¿Y las bebidas?
-No empieces con cosas exóticas o carísimas. También lo básico, o sea todo lo seguro y que te guste, pero de buena calidad: aperitivos, fernet, ron, tequila, vodka, cognac y whisky. Algunos buenos licores ( un cointreau, un amaretto y un bayleys son impostergables),  oporto y después lo que quieras.
-¡Pará que ya me gasté el aguinaldo!
-Y volviendo a las luces... si bien es indispensable que la luz sea baja en la barra ¡nunca olvides sus brillos entre la cristalería, con espejos para multiplicarlas a rabiar! Así, el glamour invitará a la charla y otra copita...






 
 
 
 
 






-O.k. ¡Brindemos y manos a la obra!
-¿Y porqué vamos a brindar?
-¡Por este magnífico Lalanne de 1970, un bar-escultura que brilla por sí mismo! ¡Y por la amistad!
-En nombre de la amistad voy a hacer justicia, Coqui: ¡brindemos juntas por el glamour y brillo de los todos bares!
-Amén.