¡A tomar ideas! ¡Esto es auténtico vintage!
La tarjeta del "día de los enamorados" es una encantadora costumbre de principios del siglo XIX ahora con los bríos de la triple W. Apareció como un híbrido del romanticismo victoriano, el correo postal, su marketing y una contienda internacional entre papeleras. Pero su espíritu -homenajear y recordar al ser amado- se mantiene intacto.
La tarjeta postal había nacido como una forma barata de enviar notas sin gastos de packaging, para impulsar los servicios postales entre Europa y sus colonias: los mensajes eran concisos, de negocios o particulares, y para que el correo fuera rentable y funcionara bien había que globalizarlo. ¿Cómo?
Corrían los almidonados 1800 y dejaron de pactarse los matrimonios por conveniencia: el amor se hizo romántico, cortés, reprimido. Se imponía expresarlo de algún modo. La compañía papelera Dobbs extendió el uso de las tarjetas postales al día de los enamorados: ¿quién no desearía recordar a su amado o amada con esos papeles calados de hermosas puntillas?
Pintura a mano |
Debo admitir que si "el medio es el mensaje", nada más amable que esas tarjetas compradas e intervenidas con las propias manos, acompañadas por palabras, poemas, flores, mechones de cabellos, fotografías, plaquitas talladas... en suma: trofeos sentimentales tratados como tesoros.
Tarjeta de San valentino con forma de rompecabezas |
Las papeleras se entusiasmaron, compitieron para diferenciarse, aprovechando el furor del amor para vender más. Los papeles incluían en su trama fibras de seda y satén, puntillas y colores pastel.
La papelería de Joseph Mansell logró un tratamiento tan preciso del corte que sus tarjetas simulaban puntillas de tela. Plumas blancas Con flores de seda en relieve |
Los cromos o scraps alemanes, esas delicadas figuras a color que se troquelaban para decorar distintos artículos, fueron un recurso del cual los victorianos hicieron uso y abuso con espléndidos resultados.
Los corazones, cupidos, rosas, lazos, ramitos de flores y pequeñas leyendas eran característicos, así como el sobre pintado, logrando que la superposición fuera significativa e interesante. Cada uno de estos "mensajes cifrados" era ansiosamente esperado el 14 de febrero, día de San Valentín.
Bonita tarjeta desplegable Dobbs: simula una jaula |
Pero las elaboradas tarjetas de Esther Howland fueron las más solicitadas y por su trabajo de superposición de papeles y scraps, audacia en los colores y originalidad pasaron a ser el regalo codiciado del Día de los Enamorados. Su padre tenía una papelera ¡y se nota que Esther estaba en su salsa! A mí son las que más me gustan. Eran tan recargadas como sofisticadas, justamente su mayor atractivo y causaron furor, apareciendo muchas imitaciones.
Esther Howland |
Esther Howland |
Esther Howland |
Esther Howland |
Esther Howland |
Esther Howland |
Esther Howland |
Hermosa tarjeta de papel con partes móviles. Un invento de Charles Magnus (New York) |
El scrapbook es otra costumbre de aquellos tiempos, relacionada con el cuidadoso y artístico guardado de pequeños recuerdos a la manera en que se hacían las "valentine´s": una flor, un mechón de cabellos, una entrada de teatro junto a una fotografía, una leyenda explicativa y adornos de cromos alemanes o festones de papel calado o frunciso, sobre finas hojas estampadas o partituras musicales, cartas, manuscritos, papeles calados como puntillas o periódicos.
¡Claro que las cosas cambiaron! Las "valentine´s" son una amable costumbre sólo para corazones dulces y el scrapbooking un hobbie. Basta ver esta postal donde una mujer nada pasiva, sortea corazones como quien anuncia cual será su nuevo afortunado.
Aquí te dejo la página web donde podés encontrar muy buena información sobre estas tarjetas. Podrás entender mejor su significado y confeccionarlas tan hermosas y creativas como los antiguos románticos.