Fucsia es el color de los tejidos latinoamericanos. El tinte se obtiene de un insecto autóctono de América Latina, y del naranja al marrón vira a múltiples tonalidades de rojo pasando por un exclusivo rosado intenso. Colón lo llevó a Europa como prueba de la otredad de este continente. Fucsia fue el color con el que Frida Kahlo shockeó a Elsa Schiaparelli. Fucsia es identidad 100%. PIENSA EN FUCSIA

lunes, 4 de mayo de 2015

"All white" secrets (Syrie dixit)




-¿Estas en tu sano juicio, Clarisa? ¿Cómo vas a decir que el color blanco es helado, vacío, insulso y sin alma? ¡No te lo permito! ¡Los grandes decoradores se han rendido a él!
-¿Siiiií? ¡Mirá vos! Si fuera tan bonito tendríamos nuestras casas pintadas a la cal y ya, pero no....¿será que nos gusta complicarnos?



Mirá esto: arriba, presuntuoso y desangelado; abajo minimalista, tonto y ¡horrible! Aunque tiene un almohadón, una manta, un cuadrito con un corazón...e igual son ambientes más congelantes que un fiordo en el Mar del Norte.




-¡No seas así! Es cierto que hay estilos que se prestan especialmente al blanco y otros que le esquivan. El minimalismo hoy está entre los top y consume blanco a full. Lo mismo el shabby chic. No obstante, debo reconocer, Clarisa, que un "all white" logrado merece genio. Estos no son el caso.
-Tengo una amiga fanática del blanco. Todas sus casas siempre eran tan inexpresivas y desnudas.... en fin Coqui: las habitaciones muy blancas, por menos minimalistas que sean, son difíciles de habitar.
 ¿Te das cuenta?



-¡Reniego! Charles Mackintosh, el primer decorador modernista, lo usó a rabiar. Pero la reina fue Syrie Maugham, la esposa de Sommerset, el famoso escritor. Ella le dió todo el glamour que requería el all white para hacerse desear.
-¿Y? Ni sus cultores famosos harán que me guste el blanco total.



Syrie Maugham, interior de 1936

-Syrie inventó el all white, lo convirtió en el color de las divas... ¡mirá! Es radiante, tiene luz
-¡Como una diva con sus brillos!
-Tú lo has dicho. Alfombra con textura chevron, sillones de terciopelo, paredes espejadas, kilómetros de pliegues de seda en cortinados, maderas impresas con lacas níveas, con craquelados... todos los blancos y sus sombras puestos en valor. 


Syrie Maugham, la reina del "all white"


-¡Un parque de diversiones para la mascota del hogar!
-¡Por favor Clarisa! En 1927 la gran Syrie rompió con la oscuridad, la pequeñez y la cerrazón victorianas con este salón:




Muchos creen que el blanco es más fácil porque va bien con todo. ¡Error! Como color es muy atrevido: ¡por más pequeña que sea su presencia se ve! Pero Syrie explotó su gran virtud: amplía, es elegante, vibrante y sobrio a la vez.
El minimalismo y esa necesidad de agrandar y "enfriar" los ambientes lo devolvió a la moda. También el shabby chic, un vintage soft que supone que la blancura por sí misma unifica cualquier cosa con otra. Nadie nota las trampas de la blancura.
-¿Trampas?
-El blanco uniforme repele el ojo, es aburridísimo, lo aplana todo. Con tal de conseguir una sombra más, Syrie intervino muros, materiales del mobiliario... todavía se fabrica un sillón que ella tapizó en seda, cuyos capitoneé y faldón a tablas le daban calidez y confort a su sólido blanco:

Sillón de Syrie Maugham


-Entonces se puso glamoroso en los años 30-40... ¿no Coqui?
-Sí. Luego triunfaron los tonos pasteles y las flores, hasta que en los ´70s, love love love, el blanco aparece como símbolo de paz ¡y vuelve a ponerse de moda! pero en clave pop.




-¡John y Yoko!
-Se casaron vestidos de blanco."Hagan el amor, no la guerra" era el slogan. El blanco fue el color de la paz y la armonía en esos años de guerras aquí y allá...
-Y John y Yoko eran pacifistas.
-Sí. Pero volvamos a los ´70s. Con la imaginación al poder todo era intervenido, pintado, revestido, tapizado,  "mejorado", jamás madera o piedra a la vista salvo en algunos interiores rústicos.
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!
-¡Mirá lo que fue capaz de hacer con el blanco este tipooooo!




-Wooooooow! Muy poético.
-¿Viste, vos que decías que el blanco no tiene alma?
-Bueno, esto es especial.






   





 -Como ves, el blanco total, las plantas exóticas como los cactus y orquídeas y el toque etno son ítems de moda. Sin embargo NO es minimalismo. Es una composición con formas muy orgánicas y nada racionalista. No hay un sólo ángulo recto, no hay superficies pulidas, no hay escasez, no hay bordes filosos...
- ¡Me encantan esas paredes Coqui! ¿Tienen las mismas cortinas que las ventanas? 




Estas cinco fotografías para Architectural Design (1972), convirtieron a Billy Gaylord en una estrella. 


-No sé. La mesa baja de lajas superpuestas y pintadas es increíble, igual que en la oficina- comedor las sillas ceremoniales chinas, mucho más cómodas de lo que parecen, según Gaylord... Los dos tronos afro del s.18, esa sillita antigua y pintada de blanco en el dormitorio, los pliegues y suavidad de las telas...él gustaba de los muebles atemporales y que no respondieran a un estilo tanto como tratar la decoración en forma arquitectónica, no como un decorado.
-Todas esas diferentes formas y texturas le dan interés...
-¡Y no pasan de moda! El all white es ecléctico, pero su brillo puro enceguece, muestra los límites, opaca los objetos y arruina todo, sobre todo si la habitación es muy pequeña. Pero es fantástico para habitaciones no muy luminosas. Acá Gaylord tamizó la luz en todas las habitaciones...
-Muy logrado.
-¿Ahora sos una adepta? En un estilo étnico el blanco funciona como fondo neutro y relajado. Mirá bien esta casa de Kara Mann:














-Aquí la gracia, como en el ultra moderno depto de Gaylord, es de los materiales rústicos y las formas caprichosas.
-Sip. ¡Pero qué diferencia con el depto de Gaylord!
 -Los interiores rústicos con madera, piedra o cerámicas, esta vez al natural, se benefician con el all white. Conviene un piso no blanco para "anclar": si todo es del mismo color los muebles parecen flotar. El total white, para lucirse, necesita variaciones. La madera y otros materiales son una variación, y el blanco "roto" es la variante obligada . Esos dorados, el espejo, plantas...
-¿Ese espejo corta el blanco sin agregar color, no Coqui?




-Exacto. Este espejo cortado en rombos anula el "efecto laboratorio" de las cocinas enteramente blancas. Tiene glamour con esos botones plateados en las juntas.
-Es como el capitoneé de Syrie maugham, pero en la pared.
-Cierto, esos cortes le dan volumen al plano. Y hay plateado en los grifos, las perillas...Tono sobre tono es un all white en blancos amarilleados. Está la transparencia de las copas.... fantástico. Pero sigamos con el estilo rústico y el blanco total. Tengo estas fotografías de mi gran maestro Hicks donde no hay un solo espejo, Clarisa. Te las quiero mostrar:

Entre las ventanas, un cuadro monocromo formado por paneles dentro de una caja: ídolo

David Hicks elige un arreglo floral de  espigas,
para mantenerse en la línea cromática del "all white": genio

Texturas y sombras sin romper la superficie lisa de la pared: master

-¡Qué gran papel de las sombras en el blanco total! Alfombra texturada, capitoneé, matelaseé, y otras formas sólo conseguidas con sombras. Ahora es obvio porqué el all white para habitaciones muy luminosas no va.
-Ah, pícara! Vas descubriendo sus secretos.
-Todo se puede aprender, Coqui. Repasemos:
-Si tenés las paredes blancas, los zócalos y puertas deben ser de otro blanco. Siempre blancos "rotos" para el "mismo lado". O todos azulados, o todos amarillentos. Hay que mezclar por lo menos tres de la misma "familia", de lo contrario parecerá que te equivocaste al elegir el material.
-¿Y qué de los acabados?
-Fun-da-men-ta-les. Con ellos, mientras blanqueás la habitación vas dando el toque a una caja que jamás debe parecer pelada o demasiado radiante. En esta pared hay fondo y molduras: dos blancos.
-¡Muy bien! Las molduras así resaltan sin ser un cachivache.


-Lo mismo acá, mismo tono dos acabados: brillante y mate.
-¡Voilá!




-El ladrillo pintado es otro gran recurso estilístico para una pared blanca, Clarisa.
-D´acord. ¡Pero acá se confió al blanco una mezcla imposible: ventanales minimalistas con detalles románticos!



-¿Te volviste fina, Clari?
-¿Yo? Noooooooo. Pero tu amistad me hace más versada en las artes decorativas y noto que su terminología proviene de otros planetas.
-Ejem... ¡de otros países dirás! A no ser que te parezca tan extraño todo que sientas que soy una extraterrestre.
-Extraterrestre o no,muchas veces no te entiendo. Cuando no sé porque no sé, y cuando intervengo en el sentido correcto...
-Mirá acá: se las arreglaron para añadir molduras sin tocar la pared.





-¡Con paintures!
-¡Ay, no presumas! Fijate estas texturas



-Los frunces se ven sombreados, para eso estan. Y si agregamos que son de encajes, tules, organzas...






- Acá tenés lana tejida, seda labrada, bordado...
-¡Cést magnifique, Coqui!
-¿Qué? ¿Seguís con el ataque de poliglotismo frívolo?
-¡Quiero sorprenderte con alguna delikatessen! 
- Alemán no Clarisa, por favor. 
-¡Iaaaaaa! Sos una aguafiestas. Pensé que los idiomas estaban topísimos para el all white. 
-¡Sos un elefante en un bazar!
-Y yo que había conseguido esto para impresionarte. También de la década de los 70s, que me encanta. Pero ahora no te aclaro nada. No te lo muestro. Seguí creyendo que la que sabe siempre sos vos. Au revoire. 




 Ahora que Coqui no está les cuento: esta habitación es genial, lo tiene todo. Materiales naturales, transparentes, un espejo trabajado como un cuadro, alfombra con pelos larguísimos, luz tamizada, plantas, tooodo. Que no me venga Coqui con que no aprendo y soy un elefante. Ella es aguafiestas y yo la aguanto igual. Et voilá.





miércoles, 29 de abril de 2015

"El paraíso", el hogar más placentero de Manuel Mujica Lainez.

 

 
 
No sé porqué, pero la vida de muchos escritores parece deslizarse siempre entre sus "cuartos propios" y sus jardines, le dije a Coqui un día. Es un misterio al que todavía no le encontré respuesta, pero Coqui es una escéptica aguafiestas.
-¿No te interesa, no?
--(silencio) 
No obstante, no puedo dejar de dirigirme a ustedes, movida por esa vieja inquietud que me ha hecho buscar las casas y jardines de muchos escritores.
De ese misterio, nuestro Manuel Mujica Lainez también participa. Él dejó la huella de su pasión por la foresta en "Bomarzo", quizás el más amoroso homenaje que escribiera a un jardinero y su jardín non sancto, llamado en la novela el  "sacro bosco" de los monstruos.
El amor de Manucho por los senderos umbríos, lo esotérico, el arte y la aristocracia fueron evidentes puntos en común con el Duque de Bomarzo, un rico y oscuro hombre, renacentista hasta el desmayo. 
 
 
 
Como testimonio de este amor por los jardines también nos queda su casa de Cruz Chica, en el aristocrático Valle de Punilla, provincia de Córdoba. Cruz Chica.fue en principio una parcela poblada por trabajadores del ferrocarril, ingleses que construyeron una maravillosa cancha de golf de 18 hoyos, y ésta fue la atracción de las familias patricias de Buenos Aires, que rápidamente construyeron allí sus mansiones de veraneo. Y entonces, de obligado para los adinerados anglófilos de la época, la fantástica forestación de los alrededores fue diseño de Carlos Thays.



No es difícil imaginar entonces que cuando Manucho conoció "El paraíso", esa señorial construcción recostada en un entorno de ensueño, decidiera adquirirla para vivienda permanente.
Su arquitectura barroca hispanoamericana se levanta sobre una calle angosta pero importante bordeada por casas majestuiosas, pero son los senderos que la circundan, sus recorridos en un bosque encantado, añoso, algo desordenado, lleno de sorpresas y recovecos seguramente fueron los que lo invitaron a pasar a El Paraíso.
"La descubrí por azar, paseando.
Un cartel unía su nombre a la información de que estaba en venta, y quizás en mi subconsciente, la magia de ese nombre operó de inmediato, pues ella hacía espejar la posibilidad de Invitados al Paraíso convirtiese en realidad lo creado misteriosamente por la imaginación".





Para él fue como una premonición, pues ya había publicado su novela "Invitados en el paraíso". Con mucho esfuerzo, Manucho compró esta casa por 7000000 de pesos de la época, uno por cada una de las 7 hectáreas y de las 7 casas que la formaban. Para él ese número, amén de las 13 habitaciones de la casa más grande, fué un llamado.
- Un poquito supersticioso, ¿no?
- Mucho Coqui: un ferviente religioso, creyente en las almas y de lo oculto, buscador de misterios y de fantasmas, también un poco místico.
-Mmmmmmmmm......
 
 
 
Allí vivieron sus tías Lainez, su esposa Anita en otra de las casas, y también recibió amigos y huéspedes numerosos. 
Creo que el influjo de El Paraíso obedece justamente a que no fue creado por un paisajista; sino por dos amantes de las plantas y la jardinería cuyo buen gusto resulta indiscutible: Ramón Cabezas -primer dueño de El Paraíso- y más tarde, Ana de Alvear de Mujica Lainez, la esposa del escritor.
 








 




En cada estación el parque multicolor muestra su alma. Manucho lo disfrutó a partir de1969, cuando se jubiló en el diario La Nación y convirtió El Paraíso en su vivienda permanente.
                    

Subir cada una de sus escaleras es sumerjirse en un ovillo verde de arbustos y frutales, retamas, jazmines, mandevilla, entrelazados con alverjillas rosadas y las dalias. 
Eran famosos sus damascos, membrillos y castañas que se asaban a las brasas en las chimeneas. El tiempo añejó el jardín que ahora muestra su espíritu: ha multiplicado los nenúfares en las fuentes y entre los árboles destaca el tronco de un centenario alcornoque en lo alto y un hermoso ciprés calvo en el anfiteatro. Allí se encuentra la tumba de su alter ego Cecil, su perro, cyua lápida fue confeccionada por el propio Manucho.




 
En un cantero próximo al comedor, está la planta de cedrón de la que cada noche se cortaban hojas frescas para un té sanador. En ese mismo patio crece el tilo que contribuía al té con sus flores tranquilizantes y desparramadas crecían las lavandas paara los roperos y la ropa blanca. No faltaron por supuesto las rosas de las pérgolas para los floreros.


 
Una pequeña réplica del Aquiles que esta en Versailles, ubicada frente a las ventanas del comedor,  recibe en el anfiteatro a los paseantes del jardín.
De claro estilo español, la casa fue diseñada por el arquitecto León Dourge y terminada en 1922. Su interior guarda los rastros de una larga permanencia en el mundo, coleccionados con gracia y sabiduría: objetos personales del autor, pinturas, esculturas de Fioravanti, Juan Zorrilla de San Martín, Yrurtia y Paul Trubetzcoy y retratos familiares que atestiguan la vida de una familia por varias generaciones unida a la historia política argentina. La biblioteca es otro de sus grandes tesoros.
 


 
 En el comedor, se ven los pisos de cerámicas sevillanas traídos por su primitivo dueño. Los muebles son de roble tallado y cuero repujado, procedentes de la familia materna, Lainez Varela. 
 
 
 
la mesa esta puestta hoy en la casa-museo ,tal como lo hacía la familia Mujica-Alvear: según Manucho, muchas cosas diferentes pero ordenadas armónicamente podían resultar muy agradables, y así lo muestra esta barroca mezcla de cristales y vajilla.  
Al fondo del comedor se ve un valioso mueble de sacritía, donde se guardaban casullas, que data del 1550. Sobre él,   hay cuatro estatuillas de porcelana Ming, y mirando de frente, a la izquierda, se expone El domador, de Raúl Soldi, y a la derecha El Castel Santangelo, de Carlos Victorica; en el centro, Los compadritos, de Héctor Basaldúa. Se observa el magnífico tapiz que bordara a mano una amiga, Clara Díaz, donde vemos escarabajos rojos y negros, dedicado a la afición de Manucho por esos insectos ligados al mundo mágico.  
 
 
  








Toda la casa muestra escarabajos. El escritor narraba historias siempre distintas sobre este insecto-amuleto. Y el de su propio anillo dió origen al libro El escarabajo de oro.
Enfrente del comedor se encuentra la sala de fumar, donde se desarrollaba la vida social de la familia.
 
 
-¡Wooooooooooow!
-¿Apareciste, Coqui?
- ¡Es que este excepcional foumoir en el más exquisito y sobrio estilo inglés llama a mi juego!.
-No empieces con tus vacuos refinamientos. Yo estaba mostrando esto.
-O-key. No vamos a perder la amistad por una casa, Clarisa.
 
 
 
-Por eso, si mirás sobre la chimenea, se observan cinco figuras antropomórficas, huacos peruanos de la cultura Chancay (s. IX),  relacionadas con el mundo de la muerte,
 

 
unas tallas Shi - Pei del Tibet junto a las imágenes religiosas en la mesita redonda y un auténtico báculo japonés colgado entre ambas ventanas.
 
 
 
 la colección de las cerámicas de los siete demonios que dió origen a otro de sus libros: "El viaje de los siete demonios"
Manucho decía que coleccionaba objetos porque no podía ser arqueólogo, porque según decía eso le hubiera gustado ser, aunque yo creo que no lo necesitaba. Su imaginación le dictaba numerosas historias respecto de los objetos de que se rodeaba.
También decía que le gustaban las cosas raras, y que la belleza era una modesta forma de la rareza.  
 -Mmmmm ¡curiosa definición estética que tendré en cuenta, Clarisa!
-Es que el hombre era un raro, bah, era excepcional.
 
 

 
  
En el salón de los retratos, los cuadros de su familia, como el óleo que González Moreno que muestra la imagen de Manuela Dorrego de Lainez, también están Florencio Varela, Vicente Cané, Eulalia Balbastro, Justo Varela de Lainez, José María Alvear, junto a otros que conforman una estupenda colección.
 
 
 
Otro ángulo del mismo salón
-Me gusta cómo distribuía los cuadros. En forma simétrica pero para  nada aburrida, ¿notaste?
- Por supuesto, Coqui. El había sido curador del Museo de Artes Decorativas, pero provenía de familias adineradas y cuyas grandes fortunas solían emplearse en el hermoseamiento de sus palacetes.
Y de su esposa, Anita Alvear, ni hablar. Una de las familias más adineradas y afrancesadas de Argentina.
-Sí, la casa esta decorada con muy buen gusto y la enorme cantidad de cosas no se ve kitch ni sobrecargada.
 


-No sé si viste en la foto anterior este rincón bajo la ventana: sobre una tarima descansa ni más ni menos que el escritorio de campaña de San Martín, otra herencia de familia.
-¡Qué familia, Clarisa!
-Sip.
 
 
 
 -Bueno, convengamos que además de los objetos, hay muchos libros -parte de la biblioteca de aproximadamente 10000 volumenes de Manucho, pero el tamaño de las habitaciones y la altura de los techos ayuda mucho.
-¡Concedido Clarisa!
 
 
 

-¡La biblioteca!
-Noto que sos muy intuitiva Coqui.


-Llena de recuerdos...¡su "cuarto propio"!
-Síiiiiiiiii Coqui. Se ve bien el paragüero con los bastones que gustaba usar Manucho.





-Sobre las mesas estan los últimos libros con que estaba trabajando el escritor.
-¡Claro!



-Pero es en el piso superior donde esta el escritorio.
-¿Las notas de Manucho eran manuscritas?
-Sí, luego las pasaba a máquina. También esta la máquina con que escribía para el diario La Nación.


-¡Ahí está!
-¡Claaaaaaro!


-Más libros y otro "cuarto propio".
-¿Cierto? ¡Y más cuadros!
-¡Ahí esta abierta una de las 12 carpetas con fotografías y las sarcásticas o cómicas notas aclaratorias de Manucho, Coqui!


-también en el primer piso, el dormitorio donde murió Manuel Mujica Lainez.
-Austeramente inglés.
-Sí Coqui. Lo que no es tan austero es el baño. Sobre la bañera se expone una colección de 18 figas bahianas en el baño, símbolos esotéricos contra el mal de ojo. Bajo la ventana hay un baúl pintado por el mismísimo Manucho, con sus dibujos entre ingenuos y esotéricos.
 
 
 -Lindo el baúl. Me gusta, Clari.
 -Tiene los típicos dibujitos de Manucho, que incluían laberintos.
 
 
 
 

El interior de la casa da paso al jardín por una puerta llena de magia, obra del escultor cordobés José María Suhurt. El escritor no la conoció pues fue entregada en 1987, cuando se inaugura la casa museo al público.


En ella las figuras de Adán y Eva pintadas en sus vidrios se entrelazan con un árbol de hierro forjado, evocando así, el fruto del árbol prohibido y el Edén. Detrás un patio andaluz con mayólicas importadas de Sevilla.
-Si querés seguir paseando por El Paraiso, Coqui, podés entrar por aquí.
-O salir,Clarisa. El paraíso es así. Puro placer o capricho. y perderse, siempre.